Debo reconocerlo: Me llegó un poco la nostalgia al laborar los últimos días en el Centro de Salud al que estaba adscrito: San Diego de Alejandría, Jalisco. Y es que, lo crean o no, uno se llega a acostumbrar a la rutina y al trabajo pesado que hay que cumplir a diario! Se acostumbra a ver las mismas caras conocidas, tanto de compañeros de trabajo como de pacientes. En una sola palabra, creo que podría decir que terminé éste ciclo muy satisfecho.
Es un año durante el cual el pasante en servicio social estará prácticamente aislado, pero sobre todo alejado de todo aquello a lo que estaba anteriormente acostumbrado: familia, amigos, hobbies, comidas favoritas, etc.
En mi caso, el año estuvo compuesto por varias etapas; los primeros 3 meses se pasaron volando, fue un perioro de aclimatamiento y familiarización con el lugar, el modo de trabajo de la zona, y mucho repaso bibliográfico sobre los principales motivos de consulta. Los siguientes 4 o 5 meses parecieron, curiosamente, extenderse por una eternidad, Llegó Septiembre, y ya se sentía un ligero aire de libertad, de que estábamos más cerca de la meta que del inicio. Además, a partir de Septiembre empiezan muchas festividades tanto nacionales como regionales, así como personales, que hacían que el paso de los días luciera más veloz. Una vez en Diciembre, ya todo era cuestión de relajarse, pués la meta ya estaba a la vuelta de la esquina.
El Servicio Social Profesional de Medicina en México es muy controversial, puesto que coloca al médico pasante en un limbo legal: No es trabajador de la Institución (Secretaría de Salud), ni tampoco es más estudiante de la Institución Educativa de la cual egresó. Quizás ésto haya dado pié a la implantación de las características únicas del Servicio Social de la Carrera de Medicina; en ninguna otra carrera se exige al pasante laborar 24 horas al día durante 365 días seguidos, además de llevar a cabo labores de enfermero, intendente, estadista, secretario, recepcionista, capturista, vigilante y hasta bodeguero! Recordemos que la ley federal del trabajo indica que la jornada laboral diaria deberá ser de 8 horas en caso de turnos diurnos, para un total de 48 horas semanales, con, al menos, 1 día de descanso. El Gobierno Federal Mexicano (que fué quien estableció las características del Servicio Social) establece que el pasante deberá de atender 24 horas. Si tomamos en cuenta que no existe día alguno en que no acudan pacientes con urgencias, ya sean sentidas o calificadas, el pasante labora realmente 24 horas al día, siendo ésto anticonstitucional y, por ende, ILEGAL.
Creo que toda esta carga laboral y de responsabilidades que recaen sobre el pasante hacen que, sin temor a equivocarme, hasta 90% de todos los estudiantes de medicina, vean al servicio social como una etapa de su vida que odian y que quieren olvidar. Y no lo digo al tanteo: prácticamente todos mis compañeros de generación me han compartido el mismo pesar.
Ya lo había leído en algún otro blog: El Servicio Social de Medicina se siente como una "interminable y única guardia de 365 días".
Considero un tanto injusto y hasta peligroso que el Gobierno Federal adjudique a una sola persona, que aún se debería de considerar como estudiante, la total responsabilidad de todo un Centro de Salud 24 horas al día durante 1 año continuo. Y no me refiero al peligro para el médico pasante (que de hecho sí lo existe, tal y como se conoce, gracias a los medios de comunicación, sobre casos de asesinatos de médicos por parte de grupos delictivos del crimen organizado y narcotraficantes, principalmente), sino al peligro inherente para el paciente al ser atendido por una sola persona, quién podría estar sufriendo de los estragos del agotamiento físico y mental en algún momento dado, conduciendo a potenciales errores médicos. Sobre éste tema hay mucha información al respecto, así como numerosos movimientos de personas que están tratando de hacer que las cosas cambien, como éste.
Pero no estoy ensañado con gobierno federal, considero que la idea de siempre tener médicos en los Centros de Salud es excelente, pero la atención debe de ser ofrecida por personal que cubra los 3 diferentes turnos, y se debería de contar, al menos, con un médico, un enfermero y un vigilante o guardia de seguridad, en cada turno.
Personalmente, del Servicio Social me llevo gratas experiencias, muchísimos buenos amigos, el gusto de haber conocido tantos pueblos cercanos, tantas tradiciones y fiestas populares, tantas maneras distintas de divertirse y disfrutar la vida. Me voy muy agradecido, por tantos pacientes que me permitieron aprender de ellos, tantas personas que muy amablemente me regalaban un taco, un queso, una comida, una expresión de afecto, una larga e interesante plática; les debo mucho a todos ellos, porque su compañía me permitió sobrellevar el estrés del trabajo con más aplomo y paciencia. Sé que, como todos, no soy ni fuí perfecto, tuve mis momentos de tristeza, mal humor, enojo, impotencia, y quizás éstos mermaron, en ocasiones, mi capacidad de ayudarlos dando el máximo.
A aquellos que se encuentran en el servicio social, sólo sean pacientes, siempre traten de tener una sonrisa aunque no todo pinte bién, y conozcan su comunidad o pueblo, salgan a interaccionar con la gente, y sobre todo, hagan alguna actividad que no esté relacionada a la medicina. La medicina no lo es todo en la vida, señores!
A los futuros pasantes en servicio social: Busquen intencionadamente donde quieren hacer su servicio social, pero háganlo con mucho tiempo de antelación! Yo lo hice, y creo que fue una de las acciones más importantes que he hecho en mi vida, porque a consecuencia de ello se me han abierto muchísimos caminos y oportunidades nuevas en el plano personal, académico-laboral y económico.